sábado, 16 de agosto de 2008

AL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA.



R. Ascensión Reyes-Elgueta


Alto, enjuto, enamorado y loco…
Cervantes anotó en libro de gran volumen
que la caballería y un tal Amadís de Gaula
al pobre don Alonso Quijano, lo desquició.

Con su vieja armadura,
una bacía de barbero y
su gran lanza de andante caballero
al encuentro de molinos de viento caminó.

Luchó contra temibles gigantes,
mostró su coraje en la batalla,
conservando los ideales del hidalgo y
arregló entuertos de difícil solución,

Piadoso, noble y defensor de la verdad.
¿Quién tiene la vara justa
para medir esta ideal locura
de un hombre que creyó en su razón?

Aldonza Lorenzo la rústica aldeana
en la gran dama Dulcinea trastrocó
y el noble caballero sus valientes y
piadosas hazañas a sus pies puso de hinojos.

Sancho y su asnal jumento,
la prosapia del hombre terreno
Bajo su calzado pisando fuerte
sueña en convertirse en gobernante.
Siempre definido y derecho en su ambición
con su paso cansino y el hablar modesto,
será tan señor como el de la Mancha
en Barataria, ínsula importante

Sabe que es sólo un sueño,
que la aventura tendrá un final.
Pero se da maña para ensoñar,
acompañando con celo y devoción,
en esta empresa colosal, a su viejo señor.

Rocinante, viejo y cansado jamelgo
vive sus días de gloria
transportando a su amo caballero
sin pretender entrar en aquella historia.
En justicia, él y su asnal compañero
aquel que cargaba al señor de la Panza
recorriendo caminos inciertos
transportando a dos locos felices
y dejando un legado poderoso de
ideales, justicia, nobleza y honor
que al Hidalgo don Quijote de la Mancha,
la literatura estudiosa,
cierta y segura
en paladín convirtió.

En el mundo loco que conocemos
los conceptos de tal envergadura
son de difícil comprensión.
Sin embargo, es necesario leer
este interesante acontecer
para entender tan profunda reflexión.