jueves, 5 de marzo de 2009

DE PASO POR VALPARAÍSO...


Ascensión Reyes-Elgueta

Si del señor de la Mancha se trata, contar sus aventuras en prosa o verso, lo mismo da. Cervantes ya lo hizo en un voluminoso ejemplar y su recuerdo es sagrado e inmortal. Sin embargo, relatar que yo lo vi es increíble, fantasioso, y agregaría, hasta pretencioso.

Para mejor decir, digo que me pareció verlo en Valparaíso montado en su rocín, escuálido y maltrecho. Se veía muy preocupado buscando a su escudero, quien de mañana, con presteza y muy despacito de su vera se escapó.

Recorrió una por una ciertas posadas, vulgo hoteles, de esta extraña ciudad. Seguro estaba que su fiel Sancho, muy confundido con sus hazañas y motivado por Barataria, decidió conquistar dama de gran belleza y ponderación. Supuestamente era importante o pariente de un gobernador. ¿De dónde? Poco interesa, si con noble cuna se emparentaba.

Cuentan que en su búsqueda, estuvo en el barrio chino y que tal motejo ya fue hace siglos, hoy sólo es recuerdo de tradición. Una de sus calles más importantes, la Bustamante, mutó en solitario callejón. Hoy, solo tiene olor de perros vagos, por los escombros de un gran incendio y una explosión feroz.

En cuanto a San Francisco, Clave, Cochrane y otras calles famosas por la bohemia de aquellos tiempos, si el trasnochante habitual junto al Quijote, volviera a recorrerlas, regresaría prontamente a su tumba muy defraudado por los últimos cambios y condición. Estos lugares antes alegres y pendencieros, perdieron todo el misterio, el brillo romántico de los amores de marineros, de solitarios y de los guapos de otrora, que ahora sólo se asoman en letras de canción.

Todo ha cambiado: antiguas casas, viejas murallas sangrado grietas y en las ventanas muchos calzones secando al sol.

También dicen que vieron al buen Manchego entrando tímido a un bullicioso cafetín, por un completo bien abultado, poca mostaza y algo de ají, que en dos bocados considerando su magna hambruna, ni las migas acusaron tal festín.

También de La Matriz sus escalones, pisó. Templo histórico de antigua data, cuya bella imagen es buen artículo de exportación. Allí se enteró, que aquella santa casa, hasta hace poco el padre Pepo cuidaba con celo y toda dedicación. Ahora, muy remozada, cual noble dama para un caballero piadoso, con sus puertas abiertas lo esperaba.

El muelle Prat con alegría y gran ruido de sirenas, su presencia divulgando, pero el hidalgo con gran temor de ver naves y naves, y un hondo océano en derredor, la tierra firme y el lomo flaco de Rocinante, mil veces prefirió.

Así montado siguió la ruta de sus deberes, buscando a Sancho por todos los hoteles que en su camino se topaba, pensando solucionar entuertos para la honra de su señora, la del Toboso, cuyo recuerdo trastrocó su imagen en gran señora, siendo humilde moza de una pensión.

De pasada quiso conocer un periódico, a El Mercurio alguien lo encaminó. Dijo saber que de nobles es oficio de buen escritor. Tras sus paredes hasta las moscas aseguraron practicar tan bella labor. Sin embargo, recorriendo algunas páginas de la última tirada, poco o nada de los escritos lo convenció. Sólo un económico para encontrar a su escudero talvez pudo ser la solución.

Era tiempo de elecciones y seguro con más de algún candidato en su camino coincidiría. Este personaje, seguramente mil tareas a realizar le detallaría. Una de las primeras, sería volver atrás el reloj. Otra, de mil entuertos pronta solución, y hasta librar al mundo de tanta barbarie y para Sancho en Barataria un sólido sillón.

Sentado en la Plaza de La Victoria, remojando sus pies cansados, en la fuente de los dioses de metálica sonrisa, estaba el buen escudero, muy angustiado meditando su actual situación. Él, sin darse cuenta, la hermosa dama de todas sus monedas lo había privado, además, nunca fue pariente, ni lejana ni cercana de gobernador, solo una mariposa, vendiendo sus favores que a él ni siquiera concedió.

Una vez hubo encontrado al contrito Sancho, presto por una librería manifestó su interés. En Plaza Aníbal Pinto, la más antigua para él y su escudero, con sus puertas abiertas lo esperaba. Solicitando el tomo más añejo donde de sus andanzas se comentan. Todos pensaron que su intención era un autógrafo con sensata reflexión. Una mesa de noble madera, con silla de mullido asiento, y un bolígrafo de la mejor calidad lo esperaban en un rincón.

Con un palmo de narices se quedaron los presentes, cuando jinetes bestias y aperos, entre las viejas páginas se introdujeron, sin mediar despedida con emoción o tan siquiera, de manos, un caluroso apretón.

sábado, 16 de agosto de 2008

AL CABALLERO DE LA TRISTE FIGURA.



R. Ascensión Reyes-Elgueta


Alto, enjuto, enamorado y loco…
Cervantes anotó en libro de gran volumen
que la caballería y un tal Amadís de Gaula
al pobre don Alonso Quijano, lo desquició.

Con su vieja armadura,
una bacía de barbero y
su gran lanza de andante caballero
al encuentro de molinos de viento caminó.

Luchó contra temibles gigantes,
mostró su coraje en la batalla,
conservando los ideales del hidalgo y
arregló entuertos de difícil solución,

Piadoso, noble y defensor de la verdad.
¿Quién tiene la vara justa
para medir esta ideal locura
de un hombre que creyó en su razón?

Aldonza Lorenzo la rústica aldeana
en la gran dama Dulcinea trastrocó
y el noble caballero sus valientes y
piadosas hazañas a sus pies puso de hinojos.

Sancho y su asnal jumento,
la prosapia del hombre terreno
Bajo su calzado pisando fuerte
sueña en convertirse en gobernante.
Siempre definido y derecho en su ambición
con su paso cansino y el hablar modesto,
será tan señor como el de la Mancha
en Barataria, ínsula importante

Sabe que es sólo un sueño,
que la aventura tendrá un final.
Pero se da maña para ensoñar,
acompañando con celo y devoción,
en esta empresa colosal, a su viejo señor.

Rocinante, viejo y cansado jamelgo
vive sus días de gloria
transportando a su amo caballero
sin pretender entrar en aquella historia.
En justicia, él y su asnal compañero
aquel que cargaba al señor de la Panza
recorriendo caminos inciertos
transportando a dos locos felices
y dejando un legado poderoso de
ideales, justicia, nobleza y honor
que al Hidalgo don Quijote de la Mancha,
la literatura estudiosa,
cierta y segura
en paladín convirtió.

En el mundo loco que conocemos
los conceptos de tal envergadura
son de difícil comprensión.
Sin embargo, es necesario leer
este interesante acontecer
para entender tan profunda reflexión.

viernes, 25 de julio de 2008

BALADA DEL QUIJOTE


Darío Valdebenito

Dulcinea de las viñas encantadas
donde trama su novela el ruiseñor,
dime como el Hada tiene magia,
para hacer de tu sonrisa una flor.

Eres tú mi musa que suspira
todo un paraíso del amor,
y yo soy tu Quijote que te admira
que sólo quiere amarte con pasión.

Enguantada mi armadura
y cegado de bondad,
por ti, amada mía en las alturas,
fecundaré mi fe en la inmensidad.

Trocaré en cada aldea mi equipaje
por racimos impostores de nobleza,
y haré de un paño moro real traje,
para ceñir tu cintura de princesa.

Te haré del sol, anillos de diamantes
y de la luna, una madreselva en flor,
de las estrellas, collares muy brillantes,
y un vellocino de oro con este corazón.

Soy el último Quijote de esta era,
el que sabe cuando tañen las campanas,
cuando el débil fulgor de la tarde ya se muere,
junto al canto de los grillos en las casas.

EXTRAÑO VISITANTE


Angel Bermejo

Vimos al visitante caminando
por Valparaíso

La gente le mira extrañada
Él se dirige impertérrito
a deshacer entuertos
hacer justicia
a los necesitados
dando todo de sí
¡a combatir los abusadores!
mas no encontró el castillo
que buscaba

No supieron responder
sus extrañas preguntas
Tanto altruismo y sacrificio
sin ganar mas que
golpes, accidentes y burlas
No se encuadra al esquema
Bajó de un platillo volador

DON QUIJOTE EN LA RATONERA


Darío Valdebenito

Pregunto
¿Qué hace tan noble caballero, parado
frente al portentoso edificio, que
por estos lares es llamada "La Ratonera"?
¿y por qué la observa curiosamente?

"Buen hombre -me contesta- obsérvola
porque me apetece su magnificencia
y he aquí que en esta ciudad, estos
castillos tan hermosos ya no se ven en mi
lejana patria, pues entre moros y cristianos
siempre se han repartido mal la tierra"

"Bueno -le dije- a nosotros nos ha costado
años y años, ponernos de acuerdo, para hermosear
dicho palacio, precisamente para esto;
que algún día, en su foso, un gran Caballero
como usted vea más allá de sus narices y aprecie
en toda su magnitud la belleza que aún deseamos
preservar en nuestra ciudad"

Y a esto, el caballero andante me respondió
lo siguiente:
"Pues entonces conservadlo, para que la belleza
no decaiga abruptamente a vuestros pies"
Luego, parsimoniosamente, tomó su lanza
y escudo para irse caminando calle abajo
dejándome muy contento en esa
punta de diamante

EN VALPARAÍSO MI QUIJOTE RÍE Y CANTA


Rosalba Iribarra


Mi Quijote ríe y canta
Jugando se cuelga de un balcón
El silencio ya no le encanta
En el cerro encumbra un corazón

Al sol lanza una piedra
En la brújula ve un minuto
Descansa su espada en la hiedra
Delira fantasma de otro mundo

Rosado es el cielo y la playa
Gris y metálico el barco
Busca, rebusca y no halla
La luz, ni su iris ni su arco

Sin darse cuenta del desvío
Donde empezó y terminó el camino
No sabe como ni cuando
Su amada sirena perdió su anillo

Pobre Quijote busca y rebusca
Entre ascensores, muelles y cerros
Abre hasta la ultima urna
Valparaíso le escondió el sello

No puede partir mi Quijote
Su Dulcinea muere en llanto
A Dios le escribe en un sobre
"Devuelve a mi sirena el encanto"

DON QUIJOTE TRASNOCHÓ


Rosalba Iribarra


Don Quijote pernoctó
lejano de su ostentoso castillo
que el mismo alcalde del puerto
cubrió con terciopelo negro
La Luna le insinuó otro recuerdo
Inquiría el gran molino sedicioso
ahora cuadrado alto y oscuro
Extraño lo que vio en Bella Vista
¿Qué estilo de cortejar en dicha venta?
Los caballos se cuelgan de cordeles
que algún monstruo impugna
Hasta Rocinante está ataviado
de latones verdes y anaranjados
Brilla su mirada en la sombra
Se acercó al fogón vacío
pero ya no hay flamas
sino cueros gastados y escritos
madera pintada de almendra
Nada tiene sentido
Afeminados y obscuros
algunos piden monedas
otros relucen oxidadas estacas
¡Qué delgado está Sancho
qué obscura su gruesa manta!
Las doncellas se envuelven de añicos
mantillas rotas plétoras de sus señoras
se estampan la cara para asimilarse
y este hedor amoníaco que espanta
Allende está la pasadera alta
que se encumbra en arco desigual
no alcanza a visualizar su huella
¿A qué lugar del puerto de Valparaíso
a qué interior saltará?
¿O en qué hacienda de La Mancha
su estampa de lodo girará?
De pronto avecillas cantan como corneta
Atiende novedoso trino
Soplan voces de asnos heridos
Corren corren todos huyen
Carretas férreas que apresurado ruedan
mas allá de la venta y la alambrada
Gritos impertinencias y huevos
todo se escucha cual libre feria
(mercado de frutos despojados
sin hojas tronco ni tierra
algunos en urnas de palo
otros en redes de seda)
Raro casco lleva el guardiero
emula olla de género
Cinturón de hebilla dorada
amarra su cartera de fierro
¿Como cruza el camino?
¿Adónde lo lleva la plebe?
¿Cuál será su destino
el de Rocinante y su amigo?