Darío Valdebenito
Dulcinea de las viñas encantadas
donde trama su novela el ruiseñor,
dime como el Hada tiene magia,
para hacer de tu sonrisa una flor.
Eres tú mi musa que suspira
todo un paraíso del amor,
y yo soy tu Quijote que te admira
que sólo quiere amarte con pasión.
Enguantada mi armadura
y cegado de bondad,
por ti, amada mía en las alturas,
fecundaré mi fe en la inmensidad.
Trocaré en cada aldea mi equipaje
por racimos impostores de nobleza,
y haré de un paño moro real traje,
para ceñir tu cintura de princesa.
Te haré del sol, anillos de diamantes
y de la luna, una madreselva en flor,
de las estrellas, collares muy brillantes,
y un vellocino de oro con este corazón.
Soy el último Quijote de esta era,
el que sabe cuando tañen las campanas,
cuando el débil fulgor de la tarde ya se muere,
junto al canto de los grillos en las casas.
Dulcinea de las viñas encantadas
donde trama su novela el ruiseñor,
dime como el Hada tiene magia,
para hacer de tu sonrisa una flor.
Eres tú mi musa que suspira
todo un paraíso del amor,
y yo soy tu Quijote que te admira
que sólo quiere amarte con pasión.
Enguantada mi armadura
y cegado de bondad,
por ti, amada mía en las alturas,
fecundaré mi fe en la inmensidad.
Trocaré en cada aldea mi equipaje
por racimos impostores de nobleza,
y haré de un paño moro real traje,
para ceñir tu cintura de princesa.
Te haré del sol, anillos de diamantes
y de la luna, una madreselva en flor,
de las estrellas, collares muy brillantes,
y un vellocino de oro con este corazón.
Soy el último Quijote de esta era,
el que sabe cuando tañen las campanas,
cuando el débil fulgor de la tarde ya se muere,
junto al canto de los grillos en las casas.